(Recientemente terminamos el segundo nivel del curso de SCT Systemic de Coaching con Modelado en Collbató. La experiencia de lo que es posible con el modelo DBM de coaching, creo que impactó muy significativamente en todos. Entre los presentes estuvo Pilar Mamolar quien me envia este escrito. Muchas gracias, Pilar)
Antes de conocer a John McWhirter había leído esa parte de su trabajo en forma de artículos cuidadosamente traducidos por Tim Ingarfield. Me habían impresionado sus modelos. También el lenguaje que utilizaba y el uso de ejemplos concretos. No fue una impresión a primera vista claro está, pero lo fue a segunda o tercera. Tan rápidamente como fui aprendiendo y añadiendo más compresión en los programas dirigidos por Tim, encontré más y más precisión en sus modelos. Poco a poco, iba añadiendo más posibilidades en mis intervenciones.
Hace poco le dije a Tim: cuando leo a John me parece que estoy leyendo un trabajo de muchos años y más allá de su tiempo. Y así es, me dijo.
En principio la comprensión de la metodología DBM era un desafío, casi una provocación, pero en seguida conecté la belleza y precisión de sus modelos con cosas importantes en la vida: desarrollo, aprendizaje, cambio, habilidades, pensar, sentir, hacer.
He leído recientemente a H. D. Thoreau en “Escribir. Una antología” y me ha recordado a John McWhirter. Decía Thoreau, que cuando permanecemos en casa, la piel se mantiene suave y acrecienta su sensibilidad hacia ciertas impresiones. En contraste, vivir hacia afuera, en contacto con el sol y el viento, produce cierta rudeza en el tacto. Concluye este genial hombre que combinar piel suave y gruesa es asunto delicado y que el remedio natural se encuentra en la proporción justa entre día y noche, invierno y verano, pensamiento y experiencia. Similar equilibrio veía yo en el modelo que trabajamos con John en esta segunda parte de Coaching con Modelado: Investigar – Conocer – Hacer – Conseguir. Cuando explicó John la secuencia en 7 pasos sentí lo delicado del asunto.
Como yo estaba familiarizada con cierta sensibilidad para investigar y conocer, pero algo menos decidida con la exposición al sol y al viento, temía que pudiera haber cierta preferencia o inclinación a seguir en casa. Según me explicaba John, más interesante que las preferencias son las habilidades y hay diferentes habilidades que podemos trabajar en cada secuencia del modelo. Y claro está, desarrollarlas. Desarrollar habilidades está siempre presente en sus modelos, habilidades tan distintas como útiles para facilitar el cambio.
También decía Thoreau, que las mejores cualidades de nuestra naturaleza, al igual que la lozanía de las frutas, solo pueden conservarse con delicadeza. Con delicadeza y precisión, diría que trabaja John en sus programas. Podemos imaginar que también lo haga en su huerto o en su cocina. Sin escatimar cuidados, pero sin derrochar ningún esfuerzo innecesario.
En la recta final del programa de Coaching con Modelado hemos trabajado la elegancia en el hacer y conseguimos algo más de todo esto.
Gracias John, Tim, y a todos los que lo hicieron posible.
Pilar Mamolar
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