8/6/10

El Blues de los Blue Skies



A veces pienso que si veo otra imagen de “coaching” con gente llegando a la cima de una montaña – me pondré a chillar. Están por todas partes estos jóvenes autosuperantes llegando permanentemente a ¡la cima!... ¡Consiguen sus objetivos!... ¡Guau!

También van en barco o corren los cien metros lisos vestidos de traje y corbata (o falda con raja y tacones en versión femenina).

Que no se me entienda mal – me encanta la montaña (y la vela y - ya que estamos - los trajes y corbatas) pero encuentro una especie de contaminación imaginativa cuando voy por la sierra o en la cubierta de un velero y veo imágenes de triunfadores - ¡cumpliendo sus objetivos! -  por doquier.

Y siempre con cielo azul. Sin nubes, sin grises. Fondo azul. Es algo que tienen en común ciertas meditaciones tradicionales budistas y los programas de concursos televisivos, ese fondo azul. Resalta el primer plano, simplifica, no interfiere. Ideal para una imagen - ¿no?

Pues creo que no. Una aproximación de modelado al coaching, a la terapia, al desarrollo tiene que ver con la realidad, con identificar lo que hace única a una persona u organización. Tiene que ver con riqueza, diversidad y curiosidad. No con homogeneizar a todos encaramados en ¡la cumbre! Tampoco es que haya tantas cumbres para encaramarse, ni tanto sitio en cada cumbre.

Cuando realizamos el primer taller de Liderazgo Sistémico (hace ya la friolera de 15 años) contamos con la ayuda de Sir Chris Bonnington – alpinista empedernido (algunos dirían adicto) y líder de varias expediciones al Everest. En la publicidad de aquel curso, John (McWhirter) escribió algo que me hizo reflexionar mucho. Era esto:

La vida es una aventura única para todos.

Equiparaba la aventura de subir al Everest con la aventura de perder unos kilos demás. Me encantó eso– no es el tamaño de la meta – ni siquiera la meta en si. Es la calidad – esa cualidad emergente entre las posibilidades, una vez que te dejes de causas y efectos y exploras la transición. La aventura de explorar la vida.

Y esa palabra "única". Como los amantes en las novelas de Nabokov, apreciar lo que es único e identificar lo que es especial.

Y me recuerda lo que citamos en muchos de nuestros manuales – el comentario "de Emerson" (por lo menos se le atribuye a él, aunque probablemente no sea suya la cita) sobre el éxito:

Reirse mucho y amenudo
Ganar el respeto de la persona inteligentes
y el afecto de los niños
Ganarse el aprecio de los críticos honestos
y superar la traición de los falso amigos
Apreciar la belleza
Encontrar lo mejor en otros
Dejar al mundo un poco mejor
bien sea por un niño sano
un rincón ajardinado o una condición social mejorada
Saber que  una sola vida siquiera ha respirado mejor
Porque tú has vivido
Esto es haber tenido éxito.

Además, no todos cabemos en la cumbre.

2 comentarios:

x dijo...

Hola:

Coíncido con lo que expones y aprecias.Sintonizo con la fescura de las letras.

Existe una enorme inteligencia en el lenguaje publicitario, más basado en ilusiones.

Genial esa frases de Emerson, o de quien sea...muy cierta.

Algo más de pies en la tierra, de praxis...de tangencialidad.


Ay los tacones, las rajas en la falda y los trajes de chaqueta...¡cuanto juanete¡ ( :

Bueno me encantó leer esto, conecta con algo que estoy escribiendo hoy, a mi parecer.

Un beso y gracias

Tim Ingarfield dijo...

Gracias Carmenchu

No sé si es cuestión del lenguaje publicitario en si. O de simplificar y abstraer las cosas hasta dejarles huecas, o por otra parte de nunca haber conectado experiencia real a las ideas. En todo caso uno de los resultados, desde luego, es publicidad cansina.

Un beso
Tim